miércoles, 2 de marzo de 2016

Biobibliografía de Jeannette Miller al 2 de marzo de 2016



 Jeannette Miller


Poeta, narradora, ensayista e historiadora de arte, nació en Santo Domingo, el 2 de agosto de 1944. Se inició como escritora con el grupo llamado Generación del 60, con Miguel Alfonseca, René del Risco, Armando Almánzar, Iván García, Jacques Viaux y otros... Ha publicado cinco libros de poemas: El Viaje (Cuadernos Hispanoamericanos, separata, 1967), Fórmulas para Combatir el Miedo (Taller, 1972), Fichas de Identidad/Estadías (Taller, 1985),  Fernando Peña Defilló: Mundos paralelos (Amigo del Hogar, 1985), y Polvo eres (Ediciones Banco Central de la República Dominicana, 2013); cinco de narraciones Cuentos de Mujeres (Cole, 2002) y A mí no me gustan los boleros. (Ediciones Santillana. Punto de lectura. 2009); El corazón de Juan (Ediciones Banco León, 2014), La verdadera historia de María Cristo (Santillana 2015), Hombrecito (Santillana, 2016);una novela, La Vida es otra cosa (Alfaguara, 2005). Y múltiples ensayos y trabajos de investigación, entre los que destacan; Participación de la Mujer en el Proceso Cultural Dominicano (1975); Artes Plásticas, Enciclopedia Dominicana (1976); Gilberto Hernández Ortega o la Trascendencia de un Universo Mágico y Poético (1978); Historia de la Pintura Dominicana (1979), Ortografía (1981), Redacción (1983), Contemporary Dominican Art. The Signs Gallery. New York, (1981), Guía de la Galería de Arte Moderno (1982), Arte Dominicano desde la Independencia. (1982), Paul Guidicelli: Sobreviviente de una Época Oscura (1983), Fernando Peña Defilló: Desde el Origen hacia la Libertad (1983), Paisaje Dominicano: Pintura y Poesía (1992), Apuntes sobre la abstracción en las Antillas del Caribe Hispano. Publicado en Plástica, Revista de la Liga de Arte de San Juan. Año 15, Vol. 1, Núm., 21, Sept. 1993. San Juan, Pto. Rico. (1993). Poesía y pintura dominicanas: una relación que permanece. Publicado en el libro Ponencias del Primer Congreso Crítico de Literatura Dominicana. Editora De Colores. Santo Domingo, República Dominicana.1994. José Rincón Mora (1996), Arte Dominicano, Artistas Españoles y Modernidad:1920-1960, Ediciones Centro Cultural Hispánico e Instituto de Cooperación Iberoamericana, Santo Domingo República Dominicana (1996), Noemí Ruiz y la Poesía Visual del Trópico (1997), Gaspar Mario Cruz: poeta de las formas (1997); Domingo Batista: esencia y monumentalidad del paisaje dominicano, Domingo Batista: fotografías dominicanas. Consejo Presidencial de Cultura. Santo Domingo, República Dominicana. (1999), Fernando Peña Defilló (2000), Cuentos Dominicanos –antología- Selección y prólogo. Colección Letra Grande, coedición UNESCO y Editorial Popular, Paris-Madrid (2000), Arte Dominicano:1844-2000.Pintura, dibujo, gráfica y mural (2001); Tesoros de Arte del Banco Popular Dominicano (2001); Arte, globalización, el miedo dinamizante y la respuesta contestataria.Introducción a la participación de Domingo Batista y Jorge Pineda en la VII Bienal Internacional de Cuenca, Ecuador, (2001)publicado en el libro Globalización. Nomadismo. Identidades. Documento de la VII Bienal Internacional de Cuenca, Ecuador. (2001). Arte Dominicano:1844-2000.Escultura, instalaciones, medios no tradicionales y arte vitral (2002); Entre la sobrevivencia y el miedo: mujer, literatura, globalización y disidencia. Conferencia Magistral pronunciada en elXIII Congreso de la AILCFH (Asociación Internacional de Literatura y Cultura Femenina Hispánica) : Lenguaje y Género –Tendencias Errantes—Proyectos y Procesos para un Nuevo Mundo.
Santo Domingo, República Dominicana, del 24 al 27 de octubre del 2002
. Revista Xinesquema No 3, abril (2003). La mujer en el pensamiento dominicano. presentación a la puesta en circulación del libro Pensantes de Ángela Hernández. Editora Cole. Santo Domingo, República Dominicana. (2004). Mujer. Introducción al libro Mujer de Nicole Sánchez y Giovanna Bonnelly. Ediciones Mercasid. Santo Domingo, República Dominicana. (2004). Magia y verismo del blanco y negro en el arte fotográfico de Max Pou. Cien veces Max. Centro León. Santiago de los Caballeros. ( Febrero de 2005); La Mujer en el Arte Dominicano (2005). Fredy Miller: realidad y leyenda. Edición, selección y prólogo.(2005); María Ugarte: textos literarios. Edición, selección y prólogo (2006); Importancia del contexto histórico en el desarrollo del arte dominicano (2006). Rescatando la poesía nacional con la Colección Pensamiento Dominicano. Publicado en el Tomo I, Poesía. Reedición de la Colección Pensamiento Dominicano. Publicaciones Banco de Reservas.( 2008); Norberto James RawlinsLa patria portátil. Afro-hispanic Review. Vol.27, Lumber 2. Fall 2008. Vanderbilt University. (Nashville, Tennessee.USA.2008); Textos sobre arte literatura e identidad. Colección del Banco Central de la República Dominicana. Santo Domingo. (2009) ;”La Mañosa: una excelente fotografía del siglo XX dominicano.” Dos coloquios sobre la obra de Juan Bosch. Colección del Banco Central de la República Dominicana. Santo Domingo.( 2010);“El exilio republicano español y sus aportes a la modernidad en el arte dominicano”. El exilio republicano español en la sociedad dominicana. Seminario internacional, marzo 2010. Comisión Permanente de Efemérides Patrias, Archivo General de la Nación, volumen CXIII; Academia Dominicana de la Historia, volumen LXXXIX. Editora Búho. República Dominicana. Marzo, (2010).”República Dominicana: arte y arquitectura: 1844-2000”. Historia del Caribe. Capítulo 16. Instituto de Historia, CCHS (CSIC). Madrid, España. 2010. Historia de la Fotografía Dominicana. II tomos. Colección Centenario Grupo León Jimenes. Santo Domingo, 2010.“Los textos literarios de María Ugarte”. Homenaje a María Ugarte España. In Memóriam. Clío. Órgano de la Academia Dominicana de la Historia. Año 80. Enero-junio de 2011. No.181
Ha escrito la crítica de artes plásticas para los periódicos El Caribe y Hoy, Santo Domingo, R. D. Ha sido Miembra del Patronato del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo. Ha participado como expositora en numerosos congresos nacionales e internacionales sobre arte, literatura y cultura e identidad. Ha sido jurado en concursos y bienales nacionales y fuera de su país. Ha colaborado con prestigiosas publicaciones internacionales: Cuadernos Hispanoamericanos (Núm.208, Madrid, España, 1967); Geomundo (Miami, EE.UU.1979); Plástica (San Juan, Pto. Rico,1993); Homines (Universidad Interamericana de Puerto Rico. San Juan, Puerto Rico. 1996); Callaloo. (Universidad de Virginia, Estados Unidos. 1999);Confluencia (Universidad de Northern, Colorado, EE.UU.2004); Arte al día Internacional (Miami, EE.UU.2004); Global (Santo Domingo, Rep. Dom. 2004); Ceramics (Sydney, Australia. 2004). Ha recibido importantes premiaciones y distinciones, entre ellas: Premio Investigación Teatro Nacional y Comisión Jurídica de la Mujer ante las Naciones Unidas (1975); Premio a la Crónica y Crítica de Arte Fundación Pellerano Alfau (1976); Supremo de Plata Jaycee´s a los 10 jóvenes más sobresalientes del país (1977); Círculo de Plata Jaycee´s por continuidad de labor en la comunidad (1997); Premio Mejor Libro de Arte 1997 por la Asociación Puertorriqueña de Críticos de Arte (AICA) (1997); Mejor Publicación Especializada en Artes Plásticas (1998), por la Asociación Dominicana de Críticos de Arte (ADCA) (1997); Mención de Honor en el Concurso Internacional de Cuentos Casa de Teatro (2000); Medalla de Honor al Mérito por la Secretaría de Estado de la Mujer (2002); Su poema “Porque la muerte es esta sensación de nada y de vacío...” fue seleccionado por la Revista Callaloo de la Universidad de Virginia, Estados Unidos, como una de las mejores piezas poéticas de los últimos 25 años aparecidas en esa publicación; Invitada de honor a la 5ta. Bienal de Poetas en Val-de Marne, Paris, Francia, (1999); Premio Especial en el Concurso Internacional de Novela Casa de Teatro (2005); Premio Nacional Feria del Libro “Eduardo León Jimenes”, en el marco de la Feria Internacional del Libro 2007, a su libro Importancia del contexto histórico e el desarrollo del arte dominicano y el Premio Nacional de Cuento José Ramón López, 2010 a su libo A mí no me gustan los boleros (Punto de Lectura, 2009).En el 2011 se le otorgó el Premio Nacional de Literatura que conceden la Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura.
Miembro de la Academia Dominicana de la Historia. (2006); Diploma de Reconocimiento como Mujer Destacada, Cámara de Diputados de la República Dominicana (8 de marzo, 2006). Fue miembra del Consejo Presidencial de Cultura de la República Dominicana, de la Comisión Nacional de la UNESCO y de la Casa del Escritor Dominicano, habiendo participado en la fundación de estos organismos. Fue electa miembro del Consejo del organismo Observatorio de los Derechos de la Niñez y de la Adolescencia (ODNA), República Dominicana (2011).Es licenciada en Letras y ha ejercido la docencia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en la Universidad Central del Este (UCE),En el Seminario Arquidiocesano Santo Tomás de Aquino, en el Centro Bonó y en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA).Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés e italiano e incluidos en múltiples antologías y ensayos, entre los que se encuentran: Historia de la Literatura Hispanoamericana. Época Contemporánea. Enrique Anderson Imbert. Breviarios del Fondo de Cultura Económica. México D. F. Quinta Edición (1966);Antología de la Literatura Dominicana. José Alcántara Almánzar. Colección Biblioteca Esencial. Editora Cultural Dominicana. santo domingo, Rep. Dom. (1972); Una evaluación de la situación de la mujer. Oficina del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Santo Domingo, República Dominicana (1975); Cinco Siglos con la Mujer Dominicana. Maritza Olivier. Amigo del Hogar. Sto. Dgo. Rep. Dom. (1975);La Poesía Dominicana en el Siglo XX.Alberto Baeza Flores. Universidad Católica Madre y Maestra. Santiago, República Dominicana.(1976); Enciclopedia Dominicana. Ediciones Dominicanas.1976. Santo Domingo, República Dominicana. (1976); Lecturas Dominicanas. Carlos Fernández Rocha y Danilo De los Santos. Universidad Católica Madre y Maestra. Santiago, República Dominicana. (1977); Caribbean Writers: A biobibliographical-Critical Encyclopedia. Donald E. Herdeck. Three Continental Press. Washington D. C. USA; Cantos al Amor: antología de la poesía amorosa dominicana. Pedro Bisonó. Santo Domingo, República Dominicana (1978); Escritores y Artistas dominicanos. Héctor Incháustegui Cabral. Colección Estudios. Universidad Católica Madre y Maestra (UCMM). Santiago, República Dominicana. (1979); Poesía de Post-guerra/ Joven Poesía Dominicana Andrés L. Mateo. Santo Domingo, República Dominicana (1981); La Tierra más Hermosa. Alberto Baeza Flores. Editora Taller, Santo Domingo, República Dominicana. (1981); Contemporary Women Authors of Latin America.Doris Meyers y Margerite Fernández Olmos. Brooklyn College Humanities Institute Series, USA. (1983); Los Poetas Dominicanos de 1965: una generación importante y distinta. Alberto Baeza FloresColección Orfeo. Biblioteca Nacional. Santo Domingo, República Dominicana (1985); El Síndrome de Penélope en la Poesía Dominicana. Tony Raful y Pedro Peix. Biblioteca Nacional. Editorial Santo Domingo. Sto. Dgo. Rep. Dom. (1986); Personalidades Dominicanas 1988-1989. Rafael Molina Morillo. Molina Morillo y Asociados. Santo Domingo, República Dominicana (1988); Sin otro profeta que su canto, Daisy Cocco de Filippis. Editora Taller. Santo Domingo, República Dominicana. (1988); Voces Femeninas del Mundo Hispánico. Ramiro Lagos. Centro de Estudios Poéticos Hispánicos. Colombia. (1991); Writers of the Caribbean and Central America.Fenwick, M. J., New York and London. Garland Publishing. (1992); Apuntes Bibliográficos sobre la Literatura Dominicana. Miguel Collado. Colección Orfeo. Biblioteca Nacional. Santo Domingo, República Dominicana. (1993);These are not sweet girls:Poetry by Latinamerican Women, Marjorie Agossin. White Pine Press, New York, USA (1994); Diccionario de Autores Dominicanos 1492-1994. Cándido Gerón. Segunda Edición, Editora Colorscan. Santo Domingo, República Dominicana (1994); Historia de la Cultura Dominicana. Mariano Lebrón Saviñón. Ediciones Sequiscentenario de la Independencia Nacional. Editora Taller. Santo Domingo, República Dominicana. (1994); Poésie Dominicaine du XXe Siecle, Claude Couffon. Geneve, Suiza (1995) ; Dos Siglos de Literatura Dominicana Colección Sesquicentenario de la Independencia Nacional, Sto. Dgo. Rep. Dom. (1996); Bibliografía de la Literatura Dominicana -1820-1990-. Frank Moya Pons. Comisión Permanente de la Feria Nacional del Libro. Amigo del Hogar. Santo Domingo, Rep. Dom. (1997); Common Threads: Afro-Hispanic Women’s Literature, Adams, Clementina R. Ediciones Universal, Miami, Florida EE.UU.(1998); Grandes Dominicanos. Carlos T. Martínez. Ediciones Catemar, Santo Domingo, República Dominicana.(1998); Presencias. María del Carmen Prosdocimi de Rivera. Colección Banreservas, Santo Domingo, Rep. Dom. (1999); Memorias del Viento Frío: poesía de la guerra y la postguerra. Pedro CondeWWW.cielonaranja.com; Antología Histórica de la Poesía Dominicana del Siglo XX. Franklyn Gutiérrez. Editorial de la Universidad de Puerto Rico. Puerto Rico(1999); Homenaje de los Poetas Dominicanos a la Cultura Francesa. Mateo Morrison. Ediciones Espacios Culturales. III Feria Internacional del Libro. Santo Domingo, República Dominicana.(2000); Miroirs de la Caraibe: douze poetes de Saint Domingue, José Rafael Lantigua y Delia Blanco. Le Temps de Cerises, Francia, (2000) ; L’Anthologie 2000: Biennale Internationale des Poetes en VAL-DE-MARNE, Henry Deluy. Ediciones Farrago, Paris, Francia (2000); Callaloo’s 25th Anniversary: Best Poetry, University of Virginia, Charlottesville, VA, USA (2001);Estudios en honor de Janet Perez: El sujeto femenino en escritoras hispánicas by Susana Cavallo, Luis A. Jimenez, Oralia Preble-Niemi. Hispanic Revue. Vol. 69, No. 1 JSTOR by 
University of Pennsylvania Press. (Winter, 2001); Antología Mayor de la Literatura Dominicana: prosa y poesía. José Alcántara Almánzar (prosa) y Manuel Rueda (poesía). Editoria Corripio. Santo Domingo, República Dominicana. (2002); Ensayos críticos sobre escritoras dominicanas del siglo XX. Miguel Collado y Rafael Peralta Romero.Centro Dominicano de Investigaciones Bibliográficas –CEDIBIL-. Santo Domingo, República Dominicana. (2002); The Committed Word: Studies in Spanish and American Poetry. Merlin H. Forster. University: Romance Monographs. (2002);Libros revueltos…ganancias de pensadores. Francisco Henríquez Rosa. Fundación para la Educación y el Arte –EDUCARTE- (2003);Santo Domingo, su poesía. Miguel D. Mena. Ediciones Cielonaranja. Santo Domingo-Berlín (2005); The Oxford Book of Caribbean Verse. Oxford Book of Verse. Stewart Brown, Mark Mcwatt. Oxford University Press. (2005); Antología Mayor de la Literatura Dominicana: prosa y poesía. José Alcántara Almánzar (prosa) y Manuel Rueda (poesía). Editoria Corripio. Santo Domingo, República Dominicana. (2002); Breve antología del cuento dominicano, Editora Cole, Sto. Dgo. Rep. Dom. (2003); De espantos y espasmos: cuentos de amor y visiones. Julieta Haidar y Pablo Maríñez. Ediciones moradas. Editora Búho. Santo Domingo, República Dominicana. (2003); Pensantes, Ángela Hernández. Ediciones Calíope, New York, EE.UU. (2004); La isla que se cuenta.Ángela Hernández. Editorial Letragráfica. Sto. Dgo. Rep. Dom. -En prensa-; Onde, farfalla e aroma de café. Danilo Manera. Editorial Azulejos. Italia.(2005). Narradoras del siglo XX. Emelda Ramos.Ediciones Ferilibro. Secretaría de Estado de Cultura. Sto. Dgo. Rep. Dom. (2007). Antología de cuentos y relatos dominicanos Huellas de la Guerra Patria de 1965 compilación de Miguel Collado y Eric Simó.(2008); País inverosímil, Antología de la cuentos dominicanos Selección y prólogo de René Rodríguez Soriano (2009); La isla escondida. Antología de la Poesía Dominicana Contemporánea. Selección y prólogo de José Alejandro Peña, (2009); Antología de poesía La Ciudad en la poesía dominicana. Selección y prólogo de Soledad Álvarez (2009); “Ruptura del límite, cuentos dominicanos”, selección y prólogo Avelino Stanley, Editorial Cangejo, Colombia. (2010); "A viva Bosch, cien poetas le cantan a Juan Bosch", selección y prólogo William Mejía, Santo Domingo, (2010). “Antología La Poesía del Siglo XX en República Dominicana”, edición de José Mármol y Basilio Belliard. La Estafeta del Viento. Colección Visor de Poesía.Madrid, España. (2011); “Cantos del aire”, antología bilingüe (español- italiano) de poesía dominicana del periodista Emanuel Bettini (2011); POETAS SIGLO XXI ANTOLOGÍA MUNDIAL Editor:Fernando Sabido Sánchez. (2011) poetassigloveintiuno.blogspot.com;Antología “Poesía solidaria”. Editores: Fernando Sabido Sánchez y Ana Muela Sopeña. España, (2011).www.poesiasolidariadelmundo.com; Antología de Poesía Amorosa. Editora Ángela Hernández (2015); Antología de Poesía Social. Editora Ángela Hernández. (2015); Daring to write: contemporary narratives by dominican women. Editora Erika M. Martínez, The University of Georgia Press (2016)

martes, 1 de marzo de 2016

Ángela Hernández: Premio Nacional de Literatura 2016


Ángela Hernández: Premio Nacional de Literatura 2016.  
Por Jeannette Miller
Cuando Ángela Hernández me solicitó que hiciera su presentación en el acto donde recibiría el reconocimiento de mayor prestigio en el país -el Premio Nacional de Literatura- me sentí sorprendida y agradecida. Sorprendida porque la escritora tiene de sobra intelectuales y escritores que con gusto hablarían de ella y de su obra; agradecida, como siempre, a Dios, que pone en mi camino múltiples satisfacciones.  
Así es, hace catorce años, en el 2002, tuve el honor de presentar a la primera mujer en recibir este galardón, Hilma Contreras: una grande de las letras dominicanas, maestra del cuento y por lo tanto, puntal de nuestra  literatura;   seis años después, en el 2008, también presenté a la segunda mujer premiada, María Ugarte,  investigadora, crítica y periodista cultural, quien no sólo apadrinó a grupos literarios como la Generación del 48, sino que nos dejó un ejemplo de estilo impecable en el manejo del lenguaje que mostraban sus artículos en el Suplemento Cultural que dirigía; para mí es importante recordar, que al recibir el premio, estas dos mujeres tenían noventicuatro años. A mí me tocó en el 2011, y nunca podré expresar el agradecimiento a José Alcántara Almánzar, por una semblanza que me hizo llorar.
Hoy tengo que hablar de Ángela Hernández, la cuarta mujer en recibir este preciado galardón; y  hablar sobre ella como escritora y como ser humano, pues abarca tantas facetas, que hay que caminar cuidadosamente a lo largo de su vida, para proyectar su imagen de manera justa.
Oriunda de Buena Vista, un pueblo de ensueño perteneciente a Jarabacoa, llegó a Santo Domingo siendo una adolescente y entró a la Universidad Autónoma de Santo Domingo para estudiar Ingeniería Química, mientras, trabajaba como profesora de primaria. Después de graduarse con honores, fue catedrática en la  UASD durante siete años impartiendo materias relacionadas a su carrera.

A la par de un tiempo que avanzaba, Ángela aumentaba su ritmo de trabajo que incluyó,  entre otras cosas, actuar como corresponsal en el país de  Fempress,  Interpress Service, y SEMlac, para quienes cubrió la Cumbre Mundial de Derechos Humanos en Viena (1992), y la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing (1995); laborar en importantes organismos internacionales;  organizar concursos con el tema de la pobreza; impartir  cursos de creatividad literaria; asistir a congresos; publicar ensayos nodales sobre la mujer dominicana y dirigir la revista literaria Xinesquema.  En la actualidad, es Miembro Correspondiente de la Academia Dominicana de la Lengua, y funge como editora de publicaciones en la Fundación Juan Bosch.
En medio de ese tumulto de ocupaciones, mantenía un permanente nexo familiar como hija, como hermana, como madre, como abuela… sin dejar su solidaridad con el prójimo, cualidades que han actuado como el soporte de su vida.

Ángela Hernández se inicia en las letras a mediados de los años de 1980. Poesía, cuento, novela, ensayo, fotografía, y hasta pintura, le han permitido explayar su creatividad en distintos campos y de maneras diferentes.

Sus ensayos y poemas han merecido premios y reconocimientos aquí y en el extranjero. En los primeros, el rigor y un interés por lograr una visión totalizante, veraz, y, por eso, muchas veces distinta, la garantizan como una desenterradora de personajes y datos no difundidos, que inmersos en el olvido -algunos por el pecado de género- no habían salido a la luz con anterioridad.

En ese sentido, José Alcántara Almánzar subraya: “Ella reúne las raras cualidades de la mujer encantadora, siempre optimista y de trato afable, y de la escritora que ha venido realizando una incesante labor literaria desde sus inicios, abriendo un surco profundo en los estudios de la mujer, con diversos ensayos que podemos considerar esenciales para comprender esa denodada lucha por los derechos de igualdad de género, una encarnizada batalla de la que estamos hoy más necesitados que nunca, ante las atroces historias que a diario ensombrecen las páginas de los periódicos nacionales.” 1
Su poesía, dueña de un ritmo que unifica las abstracciones, lleva al extremo su percepción del mundo, su vida interior, su fe… en celebraciones y sepelios que tejen alegrías y tristezas salvadas por la belleza. El manejo de audiciones y perspectivas visuales son destruidas por la escritora para recomponerlas en un acto de libertad creativa que lleva su sello.
Oigamos un fragmento de su poema  Cálculo, dicha del rostro varado en subconciencia:

“Dios madre y padre es
Madre y padre el eslabón con Dios
Él me contempla desde cada cambio
En el amante me refunda
En bosque y biblioteca me susurra un término inconcluso.
Dios. La savia. El amante. Esa su mano.
Yo la extiendo en mi hija. En mi hijo.
A su oído murmuro lo escuchado…

La permanencia de una fe que alcanza los bordes del misticismo, emerge en muchos de sus poemas, tratando de dar respuestas nuevas a las viejas preguntas.

Sin embargo, de todos los renglones en que la escritora ha incursionado, la narrativa corta, resulta ser el aspecto más difundido de su obra.

Sus cuentos aparecen en innumerables antologías traducidos al inglés, francés, italiano, islandés, bengalí y noruego, y han obtenido    comentarios de importantes críticos, antólogos y escritores tanto nacionales como extranjeros.

El escritor y crítico chileno, Fernando Burgos, afirma en su libro Los escritores y la creación Hispanoamericana:En todas las publicaciones de Ángela Hernández se puede apreciar un extraordinario dominio de las técnicas narrativas del cuento, así como el señalamiento de nuevos senderos para la narración breve, particularmente en lo que respecta a su exquisita creatividad en los niveles metafóricos del cuento, y el sofisticado trabajo de la imagen, entendida ésta como una especie de red textual.2

Cuando yo leí el cuento  Masticar una rosa,  me atraparon planos y situaciones que mezclaban la sobrevivencia diaria con el universo interno de una niña-mujer,  que siendo personaje y narradora  brindaba  los detalles de  su realidad  en una cotidianidad poética:
 “Mis ojos todavía eran verdes. En la boca, en vez de dientes, tenía ventanitas. La gente se lamentaba viéndome trabajar. –Tan pequeña, metida en una cocina, un día de éstos se va a quemar-.
Pero yo era dichosa en la alquimia compleja de la ristra de ajo, los granos de habichuela ablandándose, las mezclas olorosas de las naranjas agrias con los ajíes picantes, las transformaciones que seguían a mis juegos.
En mis ojos, desollados por la humareda de  palos tiernos que ardían en el fogón, había alegría. El lugar tenía brechas y ventanas, un mundo fresco oliendo a  peras maduras y bosque entraba por ellas. El presente equivalía a lo que abarcaran mi corazón y mis miradas…”

Si, es su narrativa larga o corta, el riesgo mayor al que Ángela apuesta.

Su primera novela, Mudanza de los sentidos, resulta hoy un texto inaplazable para conocer la narrativa nacional.

En un poco más de cien páginas Ángela Hernández logra comunicar el traslado de una familia de pueblo a la Capital, con todos los choques de valores y de cambios que esto conlleva. Cada personaje es un arquetipo de temperamentos y formas de ver la vida; cada capítulo, un acercamiento a la gran mentira que resulta ser la ciudad.

 Oigamos: “…nos condujo al interior de la pieza, sin darnos chance para reparar en lo angosto del lugar, separado de otras piezas por planchas de cartón piedra…  Nuestros trastos no cabían, por lo que se dejaron afuera los soportes de las camas… Los colchones fueron acomodados en la salita…  En la mañana se amontonarían de manera que ocuparan el menor espacio posible. En el único aposento, entre la sala y la cocina, dormirían Beba y Demetrio Alonso. Podían escucharse claramente los movimientos y conversaciones que tenían lugar en las piezas contiguas...”

En el libro Piedra de Sacrificio el nivel de la prosa es pura poesía,  capacidad de síntesis apoyada en situaciones que sólo son dadas de manera visual, como en este fragmento  del cuento Vera Efigies.
 
“A la entrada había lirios./ Un rombo anaranjado protegía la puerta./Más adelante quedaba a la vista un corredor. / Yendo por él  se accedía rápidamente a la escalera./ A cada peldaño sobresalían cristales rojos y azules que iban cobrando luminosidad./ Más arriba había un ventanal. /El horizonte lo cortaba a la mitad./Al pie del mismo se hallaba la cama. /En la almohada reposaba la cabeza de una mujer, cuyos ojos estaban echados hacia el mar. /¿Qué pensaba tan quieta?”
Y así, podríamos seguir citando con la memoria atiborrada de buena literatura, teniendo que prescindir, por las reglas del tiempo, de muchos de sus mejores textos.
Los escritos de Ángela Hernández parten de una conciencia iluminada que va cortando y penetrando la bruma hasta que todo alcanza su equilibrio.
Es innegable que su niñez y su primera juventud han marcado su obra con una visión telúrica y poética que está presente hasta en los momentos más duros de su narrativa. Ángela es dueña de vivencias irrepetibles e imborrables donde luces y sombras se entremezclan pobladas de luciérnagas y animales microscópicos, de soplos de viento, del ruido de las hojas, de visiones y apariciones que  forman un universo que sólo le pertenece a ella, logrando niveles descriptivos, que, a excepción de Marcio Veloz Magiollo, es difícil encontrar en nuestras letras.
Estas cualidades descriptivas no olvidan los hechos, la narración de situaciones dramáticas, injustas, abusivas, pero también bellas y hasta risibles, que siempre construyen una salida hacia la esperanza a través de un hilo conductor donde la lógica zigzagueante  te sorprende.
Conocedora de los cuentos insólitos, equilibradamente perfectos de Hilma Contreras, y del golpeo preciso de  situaciones irreversibles sostenidas por un diálogo magistral en la cuentística de Juan Bosch, los textos de Ángela Hernández crean un referente distinto, donde  la simultaneidad de una realidad  percibida de múltiples maneras se va edificando en un tiempo y un espacio que se trasponen a su antojo, permitiendo al lector experimentar situaciones sugeridas, que realmente se sustentan en  su imaginación. 
¿Qué hay más que eso?  ¿Qué es en definitiva la vida? ¿La permanente angustia de las interpretaciones de la conciencia? ¿Las elucubraciones tortuosas que mortifican al ser? ¿ O el descanso en la inmersión del todo que nos contiene, para ser nosotros mismos en un tiempo que no existe?
En Leona o la fiera vida, su última novela, continúa la saga que parte de Masticar una rosa y que había seguido en Mudanza de los sentidos. Al igual que en una película de Passolini, el lector ve desfilar los echadías que cojean, los pequeños comerciantes que van de puerta en puerta y a los que les faltan dientes, el maestro de escuela dictatorial, la yegua llamada Batalla, el guardia amenazante, el rico engreído…  pero, sobre todo, las mujeres; dueñas y verdaderas protagonistas. Mujeres viudas, mujeres engañadas, mujeres abandonadas, mujeres pobres, desarrapadas... que entretejen lazos de atraccción y rechazo, donde no importa que una sea chismosa, agresiva o puta para contar con la solidaridad de las otras, en los momentos cruciales de su vida.
Son tantos los personajes y tan diversas y mágicas las situaciones, que a veces el nombre de la persona no importa, sino el hecho; esos hechos que surgen de la más simple cotidianidad, para convertirse en ejemplos de un drama conmovedor, como el intento de violación a Leona por parte de su cuñado; o el final feliz de un cuento de hadas, cuando encuentran las tres monedas de oro que dejó Enmanuel enterradas, por si moría, cuando viajó enfermo a la capital.
La belleza de la pobreza, ese placer de deshojar una florecilla del camino para olerla, jugar con piedrecitas, hacer figurillas de lodo, saborear un té de jenjibre al atardecer, hablar con el animal de carga como con un familiar, son referencias de un existir que es realidad de muchos en medio del río permanente  de la vida  que arrastra, que vadea y se devuelve, que retoma su curso, como si las manos de la escritora fueran guiadas por Heráclito.
Desde el más pequeño de los insectos, hasta la escala apabullante de árboles enormes y tupidos el ambiente te envuelve en un viaje retrospectivo, donde no sólo nuestra historia reciente, sino las huellas de “lo inicial”, se evidencian.
Al final de la novela, Ángela-Leona, Leona-Ángela confirma esa lucha feroz que hay que llenar cada día en un país paraíso, contradictoriamente lleno de injusticias y desigualdades.
“Por alguna razón nací al mismo tiempo que Batalla. Por alguna razón fortalecí mis huesos escalando pendientes y vadeando ríos. Por alguna razón aprendí la pauta del equilibrio cargando cientos, miles de bidones de agua sobre mi cabeza erguida. Por alguna razón mi mente mantenía el control en los momentos de peligro, hasta sortearlos… Por alguna razón poseía ojos alagartiados y nombre de fiera. Por alguna razón el agua del amor humedecía constante mi alma rebelde…”
Trabajadora permanente, con un espíritu creativo que aborda múltiples géneros a través de una dinámica que no para, yo celebro con admiración y alegría este Premio Nacional de Literatura que hoy se le otorga a Ángela Hernández, gracias a la solidaridad de la Fundación Corripio, conjuntamente con el Ministerio de Cultura.  
Calibrando su vida y su obra con la mirada tranquila que me ha concedido Dios, después de purificar mi mente y mi lengua con carbones encendidos, llego a la conclusión de que Ángela Hernández es un ser humano lleno de cualidades, una gran escritora, que armada de   mansedumbre y valentía,  ha sabido vadear situaciones de injusticia con grandes momentos de felicidad, llevada de la mano por su fe en la vida, en los sueños, en la luz del Altísimo… portando en su diestra  la lámpara de la verdad, esa lámpara que  la ayuda cada día a descubrir quién es ella, su vocación, su don… para ejercerlo en agradecimiento y humildad, tratando de alcanzar la perfección: esa perfección que nunca se consigue, pero que nos  ayuda a vivir en plenitud.

Santo Domingo, 16 de febrero de 2016

1 Alcántara Almánzar, José. Presentación del libro Leona o la fiera Vida en la Fundación Corripio, 6 de diciembre de 2013.
2 Burgos, Fernando. Los escritores y la creación Hispanoamericana. Editorial Castalia. Madrid. 2004.

Al ritmo de un pálpito amoroso, disidente, que abre caminos de luz


Prólogo a la Antología de Poesía Amorosa de Ángela Hernández

Al ritmo de un pálpito amoroso, disidente, que abre caminos de luz…   

Por Jeannette Miller

I
Ángela Hernández me solicitó que escribiera el prólogo para una antología de poesía amorosa dominicana, que ella estaba haciendo. Me explicó que eran dos tomos: uno de poesía amorosa y otro de poesía social, cuyo prólogo haría Mateo Morrison. Asentí, no sin echar de menos lo social, que ha sido, junto a lo existencial, mi línea creativa. Pero Ángela Hernández, además de excelente escritora –poeta, narradora, ensayista, investigadora- es un ser humano lleno de bondad y solidaridad, y esas cualidades pesan a la hora de tomar una decisión.

Producto de un trabajo exhaustivo y minucioso, Ángela ha hecho dos selecciones que impactan al lector. Voy a referirme a la que me toca prologar: la Antología de Poesía Amorosa.

Una de las características  de este tomo es la inclusión de poemas y de autores poco o no conocidos, que sinembargo tienen una obra que justifica su selección. Por otro lado, la seriedad con que esta hecha la selección, es un aval para quienes amamos la literatura y nos gusta la poesía.

Quiérase o no, una antología es una escogencia basada en los gustos y preferencias del antólogo, y Ángela Hernández está sobradamente capacitada para darnos su selección. La escogencia de poesía amorosa que ha hecho queda exhaustivamente planteada y explicada en sus palabras de introduccción a este tomo que podrían calificarse de ensayo.

En su texto, Hernández expone su punto de vista y sus procedimientos, llegando al extremo de explicar criterios ortográficos aplicados, siguiendo las reglas actuales de la Real Academia Española.Por otro lado, la secuencia de ejemplos y definiciones que aporta para dejar sentado qué es poesía para ella, reducen a sólo comentario cualquier observación a su escogencia.

Es por eso que este prólogo es un paneo sobre la poesía dominicana a partir del siglo XIX, tratando de informar sobre las corrientes imperantes en Europa y Latinoamérica, y los modos en que incidieron en nuestro país; igualmente, los hechos históricos, políticos, económicos y culturales que han penetrado fuertemente en nuestros escritores, como una manera de explicar sus distintas producciones.

En cada período, corriente o tendencia, nuestros poetas escribieron sobre el amor, aún aquellos que se distinguieron por una obra épica, social y/o experimental. Y es que el ser humano no puede sustraerse a esa luz interna que lo guía a reconocer en su universo, lo bueno, lo verdadero y lo bello, características que usualmente acompañan a la poesía amorosa.También la violencia, en todas sus variables, ha incidido en situaciones de amor que podríamos llamar enfermizas; algunos de los poemas incluidos reflejan esta dramática realidad.Por ultimo, el número de páginas acordado no permitió la presencia  de otros poemas seleccionados, entre los cuales, el primero en excluirse fue el suyo.

Mientras leía el material, pensaba que estos dos tomos marcarían una diferencia en relación a otras importantes antologías hechas por escritores e investigadores, que nos han permitido conocer aspectos desconocidos de nuestra producción literaria. 


II

Desde antes del siglo XIX, y me refiero a Occidente, las condiciones históricas, económicas y sociales dieron un vuelco a lo cultural, y naturalmente, a las manifestaciones artísticas; el realismo, -antecedido por el romanticismo- produjo novelas de valor universal como las de Balzac, Dostoiesky, Benito Pérez Galdós… y fue caminando al realismo sicológico y al naturalismo, ayudado por los descubrimientos científicos, -que ya habían protagonizado la Ilustración convirtiéndose en la tónica del movimiento neoclásico- y por la Revolución Industrial que inició en Inglaterra en el siglo XVII y alcanzó gran parte del XIX.

Ya en el siglo XX, otros acontecimientos políticos conllevarían cambios radicales en la forma de ver la vida: la Revolución rusa que logra el derrocamiento de los zares en 1917, y la subida al poder del gobierno comunista que lideraba Lenin.Antes, en 1914, se había desatado -básicamente en territorio europeo- la Primera Guerra Mundial que duró cuatro años y que vino a completar el panorama revuelto que presentaba el siglo XX.

A finales del siglo XIX, la poesía había sufrido un cambio significativo con el movimiento simbolista. El simbolismo se proclamaba «enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad y la descripción objetiva».1  La musicalidad de las palabras, y hasta asociaciones de las vocales con el color, eran valores que trabajaron los franceses Charles Baudelaire, Stéphane Mallarmé, Paul Verlaine… Ellos sostenían que el mundo debía ser visto como un misterio y sólo a base de símbolos podíamos percibirlo.
   
Cansados del gran movimiento que les precedía -el realismo-, los juegos de sonidos y palabras, la inclusión de gráficos en el texto, eran parte de las nuevas propuestas de los poetas que agruparon a  europeos y latinoamericanos como los ya mencionados, y a Rubén Darío-nicaragüense-, Vicente Huidobro –chileno-,  el llamado “cholo universal”, César Vallejo –peruano-, Pablo Neruda –chileno-, Tristán Tzara -rumano-…  coincidiendo muchos con el simbolismo y más tarde con los llamados “ismos” de las vanguardias.

En 1888, Rubén Darío publica Azul que inicia el Modernismo 2 latinoamericano mediante un manejo espectacular de la versificación. Influido por los simbolistas- especialmente por Verlaine, Darío mantiene un espíritu romántico y exótico que
juega con distintas métricas y la musicalidad en sus poemas creando y adaptando de otras lenguas distintos tipos de versificación. Su influencia en la poesía de habla hispana fue determinante.

Mientras tanto, la producción poética dominicana, que durante largo tiempo siguió en la forma a los movimientos y autores del Viejo Continente, comenzaba a buscar sus propios temas y modos.

1.Manifiesto  del Simbolismo. Jean Moréas, 1886. www.cervantesvirtual.com
2.El término Modernismo también se aplica a la literatura a partir del Renacimiento y a la producción vanguardista que se trabaja a principios de siglo XX, y que tamién se denomina arte contemporáneo.


Al igual que para los latinoamericanos, para los dominicanos, el siglo XIX fue un siglo de revueltas y revoluciones. En Dominicana hubo tres independencias: la primera en 1821, llamada Efímera, porque apenas duró dos meses; la Independencia nacional en 1844 contra Haití, que logró sus propósitos; y las Guerras de Restauración -1830-1865- en contra de la Anexión a España realizada por Santana en 1861.

Los que escribieron durante ese medio siglo, nos dejaron poemas libertarios y obras de teatro que perseguían formar conciencia en los ciudadanos, haciendo la literatura que demandaba la época. Destacan junto a otros cuyos estilos caminaban entre el neoclasicismo y el romanticismo: la poesía de Félix María del Monte -de alto contenido nacionalista- cuyo trabajo incluye la letra del Himno Nacional; y la prosa de Javier Angulo Guridi con su novela -La Fantasma de Higüey-.

En nuestro país surge una literatura a tomar en cuenta después de terminadas las Guerras de Restauración en 1865.   En ese periodo –segunda mitad del Siglo XIX- es cuando realmente podemos hablar de poesía como parte de nuestra literatura, pues se reporta un renacer en todos los órdenes que alcanza las artes, y que por lo importante de sus dimensiones y de su calidad, se vino a llamar Renacimiento Dominicano. Figuras literarias cumbres de esa época fueron Salomé Ureña, poeta y educadora; Manuel de Jesús Galván, novelista; Gastón F. Deligne,poeta; César Nicolás Penson, narrador; José Joaquín Pérez,poeta,entre otros.
  
Este brillante punto de partida de nuestra producción literaria que fluctúa entre el racionalismo neoclásico y la libertad imaginativa de los románticos, va caminando, a principios del siglo XX, hacia el realismo -Gastón F. Deligne-, simbolismo -Altagracia Saviñón- trabajando igualmente el Modernismo de Rubén Darío -Osvaldo Bazil, Fabio Fiallo…-. En la década de 1920, Vigil Díaz introduce el verso libre en la poesía dominicana con la publicación, en 1927, del poema Arabesco. Díaz crea un movimiento al que llamó Vedrinismo que aborda las hechuras de vanguardia, creando   sus propias palabras y sólo tomando en cuenta la sonoridad y el ritmo; a estos versos los llamó jitanjáforas;  en ellos intentaba hacer las piruetas que realizaba el aviador francés Jules Vedrines.  El Vedrinismo tuvo un solo seguidor –Zacarías Espinal-. Es bueno destacar que el mérito de ser el primer versolibrista lo ha compartido Vigil Díaz con Domingo Moreno Jimenes, creador del Postumismo, quien por la misma época comenzaba a publicar versos libres.

En 1916 se llevó a cabo la primera Intervención Norteamericana en territorio nacional, que duró ocho años (1916-1924). Entre los más opuestos a la ocupación se encontraron artistas y escritores. Los sentimientos antinorteamericanos reforzaron la influencia europea en la cultura dominicana.

La modernidad como vanguardia, que introdujo el verso libre, tuvo sus frutos  en los miembros del Postumismo –fundado en 1921-, al que pertenecieron destacados escritores de la época, como Andrés Avelino y Rafael Augusto Zorrilla, y cuyo postulado enfatizaba el protagonismo del hombre y la tierra dominicanos, trabajados dentro del realismo.
 
Estas producciones poéticas abarcaron la década de 1930, cuando inició el gobierno de Rafael Trujillo -1930-, promoviendo el nacionalismo y el valor de lo dominicano, tendencia que llevó al dictador a crear la moneda dominicana, y a pagar la deuda con Estados Unidos en la que se cedían las aduanas dominicanas. El nacionalismo enfermizo del dictador, y su rechazo a la raza negra -no exento de los postulados nazis que ya se propagaban en el Viejo Continente-, llevó a Trujillo a ordenar la matanza de haitianos que estuvieran en territorio dominicano, en 1937.

Todo este acontecer conmovió la mentalidad de los dominicanos y especialmente de los escritores, que burlando la persecución del régimen se enteraban de los movimientos que surgían en Europa y tomaban partido. Entre estos escritores hay que mencionar a Rubén Suro, poeta vegano que en 1936, fundó el grupo Los Nuevos. En 1939 Los Nuevos publicaron una revista con el mismo nombre en la que incluyeron su declaración de principios. Trabajaban poesía social y negroide, y debido a la represión de la dictadura, se disolvieron.

Otro grupo que no estuvo ligado entre ellos y al que se ha llamado Los Independientes del 40, coincidieron en sus puntos de vista sobre la explotación del hombre y la injusticia social. Pedro Mir, Héctor Incháustegui Cabral, Manuel del Cabral y Tomás Hernández Franco, escribieron una poesía con tratamientos formales distintos, -algunos con inserciones en el realismo- pero con similitudes en las preocupaciones que daban pie al poema. El hombre pobre, el humilde, el explotado -Héctor Incháustegui Cabral-; el blanco nórdico que se casa con la negra haitiana -Tomás Hernández Franco-; la explotación de los ingenios que eran la principal forma productiva durante esos años –Pedro Mir-; la exaltación del negro mediante una poesía rítmica llena de imágenes de origen africano –Manuel del Cabral-; constituyen el pulso de una década de reforzamiento de la dictadura, donde cada vez más se ponían en práctica decisiones extremas. Unos fueron diplomáticos y Pedro Mir se fue al exilio político Nunca estuvieron juntos ni formaron un movimiento, pero sus obras los unen al proyectar una misma preocupación por el ser humano, con niveles maestros.

Durante la década de 1940 se lleva a cabo un fuerte movimiento migratorio proveniente de Europa, provocado por la Segunda Guerra Mundial -1939-1945- y la Guerra Civil Española -1936-1939-. Los primeros grupos llegaron al país en 1939, cuando ya se había efectuado la matanza de los haitianos (1937) ordenada por Trujillo.  Muchos de los españoles y europeos traídos como agricultores para crear una barrera territorial y racial, resultaron ser artistas e intelectuales y, paradójicamente, ellos refuerzan la conciencia de los dominicanos - que ya conocían la modernidad por viajes realizados a Estados Unidos y Europa- sobre la calidad y actualidad artística del componente negro.  La década de 1940, acrecentó su dinámica cultural con las visitas de André Bretón (1896-1966), cabeza del movimiento surrealista europeo, en 1941 y 1946.
 También en la década del 40 se crea el movimiento que muchos consideran de mayor trascendencia en la poesía dominicana: La Poesía Sorprendida. Fundada en 1943, año en que sale a la luz la revista con el mismo nombre,  el movimiento proponía “poesía con el hombre universal”. Entre sus miembros más destacados, la mayoría antitrujillistas, se encuentran Franklyn Mieses Burgos con una obra neoconceptista y metafísica; Freddy Gatón Arce, surrealista y primer cultor del automatismo en República Dominicana; Manuel Rueda, quien introduce en la poesía dominicana la figura del rayano –hombre que vive en la frontera y asume las dos culturas-; Aída Cartagena, con una poesía casi prosa sostenida por imágenes desgarradas de soledad e injusticia... La revista, que duró hasta 1947, año en que expira el Movimiento, contó con colaboradores de renombre internacional entre los que se encontraban André Bretón, Francisco Matos Paoli –puertorriqueño-, José Lezama Lima –cubano-. 3
3 Fueron miembros de La Poesía Sorprendida: Alberto Baeza Flores –chileno- y Eugenio Fernández Granell-poeta, pintor y músico español
Tras la Poesía Sorprendida surgió -en 1948- un grupo denominado la Generación del 48. Dos puntos de confluencia entre sus miembros eran: influencia de La Poesía Sorprendida y que todos publicaban en el Suplemento del periódico El Caribe, por lo que la periodista domínico-española María Ugarte, les propuso que formaran un grupo.   Miembros sobresalientes fueron: Lupo Hernández Rueda, Luis Alfredo Torres, Máximo Avilés Blonda, Abelardo Vicioso, Víctor Villegas, Ramón Cifré Navarro y otros, quienes trabajaron temas sociales, clásicos  y religiosos…
La poesía de los años de 1950, fue escrita durante el período más sangriento de la dictadura de Trujillo. El amor a la humanidad y el amor lírico personal, deudor del romanticismo, fue cultivado por poetas opositores con imágenes sugerentes, en las que subyacía el rechazo al régimen. En esos años surgen dos nombres independientes que luego se unirían a la llamada Generación del 60: Marcio Veloz Magiollo y Ramón Francisco
No es hasta el 30 de mayo de 1961, cuando el ajusticiamiento del dictador Rafael Trujillo abre las compuertas para que la población gritara sus verdades y los poetas escribieran las suyas. A nivel internacional la participacion de los Estados Unidos en la Guerra de Viet Nam (1964) provoca movilizaciones de protesta en todas partes del mundo. Igualmente, el Movimiento Feminista crece y se refuerza.  Es en este contexto en que surge La Generación del 60.
Numerosas agrupaciones de escritores y artistas emergen durante esa década clave en la historia dominicana y podemos afirmar que son ellos quienes, a través de una actitud desacralizante y experimental, crean la zapata para los movimientos literarios que se desarrollan en las tres últimas décadas del siglo XX.
La vieja lucha por definir una identidad cambiante edificada en el trasiego y la disidencia, había presentado como objetivos territorio, raza, dictadura, trópico, magia… creando una amalgama que produjo trabajos diferenciadores, tratando de unificar los lenguajes universales con el sincretismo blanco-negro que subyacía en nuestras conformaciones y en nuestras respuestas culturales como conglomerado social entroncado en el Caribe. En la década de 1960 el concepto de identidad asume la militancia política e ideológica.
   
Al momento de la muerte de Trujillo (1961) el país presentaba una mentalidad general que podríamos definir como desinformada.  La decapitación del régimen, sacó a flote toda esa subyacencia que mantenía viva la esperanza en una sociedad ávida de justicia.

Ese proceso de conciencia y cambio se reflejó en la producción artística y literaria. Publicaciones como Brigadas dominicanas (1961-1962) dirigida por Aída Cartagena, miembro de La Poesía Sorprendida; La Revista Testimonio (1964-1967) dirigida por Lupo Hernández Rueda, Ramón Cifré Navarro, Alberto Peña Lebrón y Luis Alfredo Torres,  miembros de la Generación del 48. Grupos como la Generación del 60, Arte y Liberación, La Antorcha, La Isla, El Puño… surgen a lo largo de unos años que atravesaron el ajusticiamiento de Trujillo (1961): la elección de Juan Bosch como presidente constitucional (1962); su posterior derrocamiento por golpe de estado, a los siete meses de haber subido al poder (1963);  la Revolución de Abril en 1965, y casi de inmediato la Segunda Intervención Norteamericana en el país (28 de abril,1965), enmarcando un período de movilizaciones, protestas, luchas y conquistas sociales a las que se integran los artistas.

Se crean grupos multidisciplinarios -Arte y Liberación, 1962, promovido por Silvano Lora (1931-2003)- con escritores, músicos, pintores, cuyos trabajos se definían por el carácter efímero de un país en Guerra.

Miguel Alfonseca, Jacques Viau, Jeannette Miller,  René del Risco, escritores; José Ramírez Conde -Condecito-, Norberto Santana, José Cestero, Ramón Oviedo, pintores; Oscar Luis Valdez Mena, músico… y muchos más,   leían sus poemas en las plazas públicas y en los sindicatos, enfrentaban las bombas y los ametrallamientos con palabras y cuadros, con canciones, murales y pancartas que exaltaban a un ser humano no sólo redimido de la opresión de la dictadura, sino en la búsqueda de mejores condiciones de vida  para los desposeídos. Dos escritores  de la década de 1950, -Marcio Veloz Maggiollo (1936) y Ramón Francisco (1929)-  se integran a esta dinámica. Lorca, Neruda, Evtuchenko, Roque Dalton, Pedro Mir, Walt Whitman… eran  modelos a seguir.

Entre los aportes de la Generación del 60 al lenguaje poético, destaca el uso del collage. El escritor chileno Baeza Flores afirma: “El aporte del collage a la lírica Dominicana es un recurso visual-emocional, mental-sugeridor de que se valen algunos de estos poetas para mostrar una realidad determinada... Collage es una palabra francesa que significa encoladura. Si aplicamos la idea de collage a un  poema, queremos significar con ello que se trata de ‘pegar’ algo en el poema, algo que está ‘recortado de otra cosa’ - digamos en este caso: tomado o desprendido de la propaganda comercial- y que ‘pegamos’, agregamos en el poema para ofrecer un contraste con otros elementos líricos; para darle una dimensión con un añadido ‘de una realidad distinta’. Y el uso del collage nos lleva al cubismo como pintura, pues es desde el cubismo que nace la idea de ‘pegar’ o ‘encolar’ diversos elementos ...”

“Los poetas de 1960 que aplican y representan -e inventan- el collage en la poesía dominicana son Juan José Ayuso, Jeannette Miller y Grey Coiscou. Y en la promoción de los poetas de 1965, Héctor Díaz Polanco y Enriquillo Sánchez...” 4 preambulando lo que luego sería un planteamiento mucho más amplio y de sólida base conceptual: el Pluralismo, movimiento que surgió en 1974, liderado por Manuel Rueda (1921-   ), y que proponía la hechura de textos contemporáneos 5, basados en la integración de múltiples disciplinas (pintura, música, etc.).

Igualmente, los escritores de la Generación del 60 refuerzan la angustia existencial con la ciudad como tema en sus poemas, cuentos y novelas: poemas sueltos de Miguel Alfonseca publicados en el periódico El Nacional en 1967; El viento frío (1967) de René del Risco; La ciudad en nosotros (1972), de Rafael Añez Bergés; Fórmulas para combatir el miedo (1972) de Jeannette Miller…

Entre los grupos que surgen después de 1965, también llamados Poetas de Post-Guerra, se destacan, Norberto James, Mateo Morrison, Soledad Álvarez, Tony Raful, Andrés L. Mateo, Federico Jóvine Bermúdez, la mayoría pertenecientes a La Antorcha, y otros independientes como Díaz Polanco y Enriquillo Sánchez.

4. Ver Alberto Baeza Flores. Los Poetas Dominicanos del 1965: una generación importante y distinta. Colección Orfeo. Biblioteca Nacional. Santo Domingo, República Dominicana.1985. Páginas 244, 245 y 246.
5. Aplicamos el termino poesía contemporánea de República Dominicana a la producción  que  se realiza a partir de la década de 1950-60 trabajando corrientes como el cosmopolitismo, el neorrealismo existencial, el experimentalismo, el contextualismo, etc.  replanteando y redimensionando muchas de ellas.


La ascensión de Joaquín Balaguer -colaborador de la dictadura de Trujillo- a la presidencia de la República en 1966, actúa como un balde de agua fría. Los escritores, especialmente los poetas, trabajan cada vez más. un enfoque existencial donde la sensación aplastante de la derrota marca los estilos. Los del 60 también escriben en la década del setenta, una década de tránsito marcada por la inseguridad y la persecución.

En 1978, gana las elecciones el PRD, partido de vieja tradición oposicionista y gran arraigo popular, abriendo un período de verdaderas libertades (1978-1986) que se proyecta en la obra de los escritores. Además de los poetas que venían de la década del 60, aparecen dos voces inaplazables en la poesía de los años 70: Cayo Claudio Espinal  y José Enrique García. Los dos se dieron a conocer por haber obtenido el prestigioso Premio Siboney de Poesía (1978): Espinal con el libro de poemas Banquetes de Aflicción (1978 y García, con El Fabulador (1979).

Espinal, -creador del Movimiento Contextualista- replantea las hechuras de los simbolistas no sólo en la disposición de sus versos, sino en la manera de trabajar los contenidos. José Enrique Gacía, elabora la imagen del hombre dominicano con proyección universal.
En los ochenta, el rigor de la forma como punto de partida, agrupa a jóvenes poetas como José Mármol, Plinio Chahín, Dionisio de Jesús, Adrián Javier…entre otros, grupo que se ha venido llamando la Generación del 80. La mayoría procedentes del Taller César Vallejo –fundado en 1979 por Mateo Morrison-, presentan un marcado interés por la cultura universal y por el cuidado en la escritura del poema. Mármol y Chahín incursionan en el poema filosófico.
La década de 1980 trae nuevos elementos que ayudan a ese tipo de producción: a nivel nacional, permanece durante ocho años (1978-1986) el Gobierno del PRD que no ataba la expresión de los individuos; a nivel internacional el surgimiento del mundo digital representado por la computadora y la televisión por cable, servían de elementos poderosamente alienantes, aunque ponían el mundo a disposición del usuario.
Sumamente importante es la inclusión de la mujer dentro del contexto cultural.
A principios de la década de 1980 se forma el Círculo de Mujeres Poetas encabezado por Scherezada (Chiqui) Vicioso, Carmen Imbert Brugal, Sabrina Román, Dulce Ureña y otras, que emergían con una poesía donde la discriminación de la mujer o el tema erótico prevalecían. Este grupo estimuló la salida a la luz, durante los años posteriores, de escritoras independientes de gran calidad como como Martha Rivera, Ylonka Nacidit Perdomo, Ángela Hernández, Irene Santos, Aurora Arias… quienes, además de poesía, incursionaban en la narrativa y el ensayo.

El cambio de siglo que afecta la década de 1990, trae el gobierno del PLD (1996), un partido demócrata y liberal fundado por Juan Bosch en 1973, que se distinguía por la capacidad de sus miembros. La década del 90 incluye la producción de muchos escritores de los ochenta y nombres emergentes como Homero Pumarol, José Acosta, Basilio Belliard, Pedro Antonio Valdez, León Félix Batista, etc.   Algunos se fueron a Estados Unidos donde estudiaron en universidades y resultaron ser docentes en las mismas. Otros regresaron a su país, y los que han permanecido fuera, forman parte de lo que se ha denominado literatura de la diáspora.

En lo que va del siglo XXI, el internet, los teléfonos inteligentes, los drones, la globalización… apabullan la capacidad de enjuiciamiento y selección. Pero, muchos hombres y mujeres inteligentes y sensibles, han sabido dar respuesta a la alienación galopante del mundo digital, cada vez más sofisticado y opresivo, que nos lobotomiza con las guerras petroleras, los carteles de drogas, las multitudes migrantes que buscan dónde poder respirar, la corrupción flagrante a todos los niveles, el tráfico de personas, -especialmente niños- para prostitución o venta en el mercado de órganos… y así, una larga lista de cosas innombrables e inconcebibles que dibujan el rostro de esta época.

Sinembargo, como una pequeña flor en medio del fango, la mente del poeta busca la manera de renombrar el mundo a su manera, creándolo de nuevo, edificando el amor de forma distinta y por lo tanto, sobreviviente.

Frank Báez, Néstor Rodríguez, Ariadna Vásquez, Rosa Silverio, entre otros muchos… construyen una poesía que cuestiona el momento que viven.

Con sus trabajos, ellos afirman que el hombre no es un número sin rostro, un consumidor pasivo, manipulable y dirigido, un robot diseñado para vivir en perversión y muerte…

Ellos escriben al ritmo de un pálpito amoroso, disidente, que abre caminos de luz, rompiendo la oscuridad en que quieren hundirnos. (que nos encierra)

Publicaciones de referencia

Alcántara Almánzar, José.   Estudios de poesía dominicana. 1979.
Álvarez, Soledad. La ciudad en nosotros. (La ciudad en la poesía dominicana). Antología. Ediciones de la Secretaría de Estado de Cultura. Santo Domingo, República Dominicana.2008.
Baeza Flores, Alberto La Poesía Dominicana en el Siglo XX. Universidad Católica Madre y Maestra. Santiago, República Dominicana,1976.
Baeza Flores, Alberto Los Poetas Dominicanos del 1965: una generación importante y distinta.Colección Orfeo, Biblioteca Nacional. Santo Domingo, República Dominicana.1985.
Bettini Emanuele. Cantos del Aire. Antología de Poesía Dominicana Contemporánea. Ministerio de Cultura. Santo Domingo, República Dominicana.2011.
Blog de Pedro Granados. El Taller Literario César Vallejo en la República Dominicana.2007.
Céspedes, Diógenes Lenguaje y Poesía en Santo Domingo en el Siglo XX.Colección Arte y Sociedad No.19. Editora Universitaria UASD. Santo Domingo, República  Domingo. 1985.
La Poesía Sorprendida. Colección Completa 1943-1947. Editora Cultural Dominicana, Santo Domingo, República Dominicana. 1974.
Mateo, Andrés L. Santo Domingo en la literatura, en Santo Domingo, elogio y memoria de la ciudad. Colección Cultural Codetel. Amigo del Hogar.Santo Domingo, República Dominicana. 1998.
Miller, Jeannette. Textos sobre arte, literatura e identidad. Colección Banco Central de la República Dominicana.Santo Domingo, República Dominicana. 2009.
Pueblo, Sangre y Canto. Publicación del Frente Cultural.Santo Domingo, República Dominicana 1965. Sin nombre de editora.
Rueda, Manuel y Hernández Rueda, Lupo. Antología Panorámica de la Poesía Dominicana Contemporánea (1912-1962). Los Movimientos Literarios.Universidad Católica Madre y Maestra. Santiago,República Dominicana.1972.
Rueda, Manuel Antología mayor de la literatura dominicana (Siglos XIX-XX) Poesía. II tomos. Editora Corripio. Santo Domingo, República Dominicana.1996.
Raful, Tony y Peix, Pedro. El Síndrome de Penélope en la Poesía Dominicana.Colección Orfeo. Editorial Santo Domingo.Santo. Domingo, República Dominicana.1986.
Revista Testimonio. No. 17. Santo. Domingo, República Dominicana. Enero de 1967.
Sánchez, Enriquillo. La Poesía Bisoña ( poesía dominicana 1960-1975 ) Reseña y Antología. Editora Casanova. Santo Domingo, República Dominicana. Sin fecha.
www.cervantesvirtual.com
www. ecritoresdominicanos.com